Asignaturas secuenciales y docentes en los centros sanitarios, principales retos de la

Como el resto de facultades de la UVic-UCC, también la de Medicina ha tenido que hacer frente al reto de pasar de un día a otro de la docencia presencial a la docencia en línea. En su caso, a la complejidad de esta situación inesperada se han añadido dos complicaciones más: el hecho de que el 90% del profesorado de la Facultad son profesionales que trabajan en centros sanitarios, y la naturaleza secuencial de las asignaturas, que imparten una tras otra con un temario denso, una agenda muy apretada y un gran número de profesores implicados. Después de un mes, la valoración que hacen la dirección del centro y el PDI del cambio es positiva, a pesar de que quedan temas por solucionar como la evaluación final de algunas asignaturas y la realización de prácticas que ahora no se han podido hacer .

"Profesores y alumnos nos hemos tenido que adaptar en muy poco tiempo a una nueva dinámica, y se ha hecho con muy pocas incidencias, que se han resuelto sobre la marcha y rápidamente", valora el decano de la Facultad de Medicina, Ramon Pujol. Para el decano, el cambio ha sido especialmente repentino para los médicos que también son docentes para que "su vida ha cambiado radicalmente en todos los frentes: los centros sanitarios han pasado de una tarea programada a una de estresante y de urgencia máxima, y en la Facultad de controlar la docencia presencial habitual hacerla a distancia ". Pujol afirma que todo el PAS, y especialmente los servicios informáticos, han contribuido a hacerlo todo más fácil y que el alumnado ha respondido muy bien a la situación: "Nacidos en el mundo digital, se adaptan mucho mejor que los veteranos, y además han valorado muy positivamente el esfuerzo que nosotros hemos hecho para que su aprendizaje salga como menos perjudicado mejor de esta situación ".

Herramientas digitales para cada actividad docente

De hecho, al día siguiente de que se decretara el cierre físico de las universidades, el alumnado de la Facultad de Medicina continuó la docencia según el calendario y los horarios previstos, pero a distancia. Para ello, se han habilitado diferentes metodologías y herramientas tecnológicas para cada tipo de sesión: para las clases magistrales, que reúnen un centenar de alumnos, se ha optado por Loom, un programa que permite grabar una presentación en audio o vídeo y guardarla en una nube para ser compartida a través de un enlace. "El profesor registra la clase y la pone en el aula virtual en el día ya la hora previstos en el calendario, y posteriormente se abre un foro de debate en la misma aula, donde alumnos y profesor interactúan en torno a los dudas surgidas ", explica Bet Sarri, profesora de la Facultad y coordinadora del ciclo básico.

En cuanto a las sesiones de laboratorio y de taller, así como en los casos clínicos, la herramienta empleada es Zoom. Estas clases en línea, al igual que en el contexto presencial, se hacen en grupos reducidos de alumnos que permiten la conexión y la interacción en directo. "El profesor cuelga el guion de la actividad que se hará en el aula virtual, también vinculado a un foro, y a partir de este guion se van desarrollando las actividades, que son evaluadas", dice Sarri. Según la profesora, "los más difíciles de adaptar han sido los casos especialmente prácticos, como los de anatomía patológica y de disección", pero incluso en estas prácticas "se ha adaptado una versión virtual que ha sido resolutiva".

Por el contrario, las sesiones de simulación y las visitas a servicios hospitalarios previstas en primer y segundo curso han tenido que anular "y difícilmente serán recuperables", dice Sarri, mientras que las prácticas clínicas anuladas a tercer curso se procurará recuperarlas en junio o el próximo curso, "no para evaluar al alumnado, sino para favorecer su aprendizaje".

Para la coordinadora del ciclo básico del grado en Medicina, "la docencia en línea favorece el trabajo en diferido y este hecho ha acabado facilitando el trabajo a los profesores que son clínicos porque, siempre cumpliendo con el calendario establecido, han podido preparar las sesiones o atender a los alumnos cuando les ha ido mejor".

A nivel técnico, y especialmente los primeros días, el reto fue "focalizar la vía de entrada de incidencias correctamente" y "definir las personas de referencia para resolver las dudas de todo tipo que fueran surgiendo", explica Marta Boteller, responsable TIC de la Facultad, según la cual, "cuando todo era nuevo, la coordinación y la calma fueron claves para no quedar desbordados". Para Botellero, la fácil adaptación de los estudiantes al cambio de sistema y "la buena predisposición y ganas de tirar adelante de PDI y PAS también han hecho que lo que podía parecer más complicado no lo haya sido tanto".

Desde el Área TIC se hacen seguimientos casi diarios para garantizar el buen funcionamiento, sobre todo porque "ahora tenemos muchos trabajadores que utilizan sus equipos personales que difieren de los de la Universidad". Otros, por el contrario, aunque pueden utilizar las instalaciones de la Unidad Docente de Manresa, ubicada en el Hospital San Juan de Dios de Althaia, para preparar sus clases y hacer las grabaciones: es el caso de Ignacio Puig, profesor de la Facultad y médico de este centro hospitalario. Desde el Área TIC también trabajan para garantizar que, técnicamente, al alumnado todo le funcione: "En casos concretos con problemas logísticos los hemos atendido de manera individualizada", dice Botellero.

Nefrourología, una de las asignaturas más afectadas

En la asignatura de nefrourología de tercer curso, dedicada al estudio de las enfermedades del riñón y de las vías urinarias, el confinamiento la atrapó justo a la mitad del temario. Coordinada por Juan Manuel Díaz, y en el marco del desarrollo del grado de Medicina, esta era la primera vez que la asignatura se impartía en la Facultad. "A pesar de la desgracia que supone que, después de trabajar muchos meses y cuando la asignatura ya funcionaba, pase esto, mi experiencia ha sido muy buena", explica Díaz.

El coordinador de nefrourología explica que "se han podido hacer todas las clases y la discusión de los casos clínicos con una asistencia y participación muy elevada por parte de los alumnos". El examen, que se tenía que haber hecho el 3 de abril, ha quedado aplazado y reprogramado para el mes de junio, "aunque aún no sabemos si se podrá hacer presencialmente" y "por el camino hemos perdido prácticas hospitalarias y de simulación "que habrá que recuperar.

En una situación parecida se encontró Anna Castañé, coordinadora de la asignatura Base de Procedimientos Diagnósticos y Terapéuticos de segundo curso, que comenzó tres días después del inicio del confinamiento y que habrá tenido que hacer íntegramente en línea. Para Castañé "lo más complicado ha sido reconvertir los contenidos más prácticos de la asignatura", sobre todo teniendo que involucrar profesores que "son clínicos y están en primera línea luchando contra la COVID-19", pero reconoce que, después de unas semanas "nos empezamos a sentir cómodos".

Varios escenarios posibles de evaluación

En estos momentos, para la Facultad de Medicina el principal reto es resolver la evaluación de este curso. "Procuraremos modificar lo que nos permitan las normativas académicas para que el alumnado no salga perjudicado, pero también porque a la vez no disminuya el rigor de la evaluación", dice el decano. Bet Sarri explica que ahora mismo se trabaja con diferentes escenarios posibles aunque todavía no queda claro cómo se cerrará el curso. "Esta es la principal incertidumbre del alumnado ahora mismo", reconoce la coordinadora del ciclo básico, según la cual "rehacer el calendario de exámenes de junio y acomodar los que ahora hemos aplazado con celeridad ha sido clave, porque hemos evitado generar desconcierto entre el alumnado que, en el caso de Medicina, habitualmente se planifica y dosifica muy bien el trabajo durante todo el curso".

Con el despliegue del cuarto curso en mente, la Facultad trata de sacar lo positivo de la experiencia docente actual. Para el decano, "el aprendizaje en Medicina debe tener una gran dedicación presencial difícilmente sustituible de forma total para el aprendizaje a distancia, ya que lo que los antiguos llamaban arte médico “se debe aprender sobre el terreno". Con todo, dice Pujol, hemos demostrado que las herramientas tecnológicas "pueden y se deben ir incorporandose cada vez más a nuestro sistema docente". Del mismo parecer son Díaz y Castañé, que se muestran convencidos de que a partir de ahora "haremos un uso más extenso de las herramientas en línea", y Bet Sarri, que se remite a situaciones como huelgas de transporte o grandes nevadas en las que " ya sabremos cómo evitar la saturación de un calendario docente apretado y bastante inamovible".

Para Sarri, además el contexto que ha generado el salto a la docencia virtual, la crisis sanitaria de la COVID-19, nos sirve para enseñar a nuestros alumnos, sobre todo de los primeros cursos, "como de importantes son los conocimientos más básicos para diseñar estrategias de lucha contra una pandemia". Por ejemplo, apunta la profesora, "todos hemos visto como una predicción matemática nos era útil, o como es ahora de vital una técnica como la PCR, de la que hacemos prácticas experimentales en segundo curso; como también es importante saber qué células hay en los alvéolos pulmonares, qué fundamentos fisiológicos hay detrás de una reacción inflamatoria, como es un virus o como específica es su interacción con un receptor de células".

Estos días, apunta el decano, también hemos aprovechado la crisis del coronavirus para reflexionar con los alumnos sobre "el aprendizaje frente a las adversidades", "la vida y la muerte en situaciones imprevistas" o la importancia de compartir la información y ser críticos con la que no es rigurosa.